Mucho se ha escrito y debatido en los últimos años acerca de los Open Skies, los cielos abiertos, que —así sostienen sus defensores— benefician la competencia entre compañías aéreas y traen consigo más opciones y ofertas para el viajero. Como agencia de comunicación especializada en el sector de la aviación y turismo, en Sergat trabajamos con varios clientes —compañías aéreas de primerísimo orden— que abogan decididamente por los cielos abiertos, especialmente en aquellos mercados donde la competencia entre empresas es feroz, como es el caso de las rutas trasatlánticas.
En este contexto, entra también en juego la llamada quinta libertad. Los servicios de la quinta libertad son vuelos en rutas operados por una compañía aérea cuya base no está en el país del origen de estos vuelos. Sujeto a su aprobación por parte de las autoridades competentes, se pueden dar los derechos de vuelos de quinta libertad a una compañía con la condición de que el vuelo se inicie o termine en el país de origen de la compañía.
Resulta más fácil explicarlo con un ejemplo ficticio: la compañía WingsOfContinent tiene su sede, por ejemplo, en Nairobi, Kenia. WingsOfContinent opera vuelos diarios a Madrid. En un momento dado, y basado en el análisis de la demanda en el mercado, decide aplicar los derechos de la quinta libertad para operar el trayecto entre Madrid y Nueva Orleans, en EE.UU., y transportar pasajeros en esta ruta. Pasajeros que han embarcado tanto en Nairobi como en Madrid. Si obtuviese los derechos, su vuelo se iniciaría en Nairobi, con escala en Madrid, para terminar en New Orleans. Y a la inversa, pero siempre originado y terminado en Nairobi.
Está claro que la petición por parte de una compañía es vista con mucho recelo por otras que operan la misma ruta o rutas similares. ¿Por qué motivo? Porque implica más competencia —incluso puede generar una nueva demanda que puede beneficiar la compañía solicitante— y en muchas ocasiones a tarifas más bajas. Los defensores de los Open Skies, y creemos que con razón, alegan que favorece al consumidor. Se trata de la libre competencia que en sí es positiva para los pasajeros siempre y cuando los criterios sean los mismos para todos.
Sobre todo en Europa, algunas compañías, sectores y sindicatos no lo consideran tan positivo. También hay que entender su punto de vista. Por ejemplo, algunas de las compañías que apuestan fuertemente por la libre competencia, por los Open Skies, y solicitan activamente derechos de quinta libertad tienen su base en países o zonas del mundo con muchas menos restricciones que las que tenemos en Europa. A modo de ejemplo: Europa básicamente “cierra” por las noches, con horarios de operación limitados, mientras que en estas otras regiones, las compañías pueden operar 24 horas al día, lo que permite mucha más flexibilidad y ofrece numerosas opciones de crecimiento.